Llamaba un cabrero a sus cabras
para llevarlas al establo.
Una de ellas, al pasar por un rico
pasto se detuvo, y el cabrero le lanzó una piedra, pero con tan mala suerte que
le rompió un cuerno. Entonces el cabrero le suplicó a la cabra que no se lo
contara al patrón, a lo que la cabra respondió:
-¡Quisiera yo quedarme callada, mas
no podría! ¡Bien claro está a la vista mi cuerno roto!
Nunca niegues lo que bien se ve.
1.023.5 Esopo - 000
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