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viernes, 8 de noviembre de 2013

Mimi

Mimí era la encargada de cuidar a unos gatitos muy traviesos. Mientras estaban en el colegio, se ocupaba del canario, de los ratoncitos y del pez de coiores. La casa era un remanso de paz.
Cuando volvían del colegio, los gatitos armaban un jaleo tremendo. Perseguían a los ratones, atemorizaban al canario e intentaban coger al pececillo para llevarlo a la bañera. Mimí siempre llegaba a tiempo de impedirlo.
Un día, al volver a casa, Mimí se encontró a los gatitos dentro de la bañera llena de agua pues habían resbalado y se habían dado un gran golpe. En vez de regañarlos, Mimí los sacó y los cambió de ropa.
Los gatitos comprendieron que debían tratar mejor a los demás. Desde entonces fueron cariñosos con los ratones, el canario y el pez, y la armonía reinó en la casa.

«Con orden hay buena armonía.»

0.999.5 anonimo fabula 

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