Conejín era un trabajador pobre y honrado. Un día
decidió dedicarse a cultivar zanahorias y todo le salió muy bien.
Cuando Conejín recogió su primera cosecha regaló al
rey la zanahoria más hermosa. El rey se sintió muy halagado por el gesto y,
como sabía lo pobre que era Conejín, le regaló diez monedas de oro para que se
comprase lo que quisiera.
Don Lobo, envidioso y holgazán, pensó en hacer lo
mismo que Conejín. «Si regalo al rey diez joyas, me devolverá cien monedas de oro»,
se dijo el muy avaricioso.
¡Pero el rey adivinó sus intenciones! Cuando recibió
las joyas enviadas por don Lobo, le obsequió ¡con la famosa zanahoria cultivada
por Conejín! ¡Qué chasco se llevó el avaricioso don Lobo!
«El avaricioso siempre recibe su castigo.»
0.999.5 anonimo fabula
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