Un padre tenía dos hijas. Una casó
con un hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos. Al cabo de un tiempo
fue a visitar a la casada con el hortelano, y le preguntó sobre su situación.
Ella dijo:
-Todo está de maravilla conmigo,
pero sí tengo un deseo especial: que llueva todos los días con abundancia para
que así las plantas tengan siempre suficiente agua.
Pocos días después visitó a su otra
hija, también preguntándole sobre su estado. Y ella le dijo:
-No tengo quejas, solamente un
deseo especial: que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante,
para que así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien.
El padre meditó: si una desea
lluvia, y la otra tiempo seco, ¿a cual de las dos le adjunto mis deseos?
No trates nunca de complacer y quedar bien con todo el
mundo. Te será imposible.
1.023.5 Esopo - 000
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