Una Zarigüeya mascota
perteneciente a un Gran Crítico, le robó a este su gatito preferido. Estaba
por matarlo y comérselo, cuando vio aproximarse a su dueño, y temiendo ser
descubierta, ocultó al animalito en su bolsa.
-Bueno, mi linda -dijo el
Gran Crítico, con condescendencia, ¿qué nuevas gracias tienes para hoy?
Antes de que la Zarigüeya pudiera contestar,
el gatito lanzó diligentes y persistentes maullidos. Cuando al fin la música
cesó, la Zarigüeya
dijo:
-He estado practicando un
poco la mímica y la ventriloquia; pensé que le agradaría, señor.
-El deseo de complacer
siempre complace -respondió el Gran Crítico, no sin un toque de dignidad
profesional, pero tienes mucho que aprender acerca del maullido de los gatitos.
1.007.5 Briece (Ambrose)
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