Pimpón se pasaba los días enteros tomando el sol y
dándose chapuzones. Sus familiares decían que era un vago porque nunca
trabajaba, pero eso no le preocupaba nada en absoluto.
Un día, mientras tomaba el sol tumbado en su hamaca,
vio que una pequeña embarcación se estaba hundiendo cerca de la orilla. Sin
vacilar se lanzó al agua y salvó de perecer ahogados a un osito y a un castor
que estaban dando un paseo en barco.
Desde ese día, Pimpón fue nombrado vígilante de la
costa y ya nadie pudo llamarle vago nunca más.
«Siempre que sea posible hay que trabajar en algo que os guste de
verdad.»
0.999.5 anonimo fabula,
No hay comentarios:
Publicar un comentario