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sábado, 21 de septiembre de 2013

Conejita, la castañera

Conejita cuidaba el castañar y recogía las castañas. Muchos pajarillos la ayudaban alcanzando las que caían lejos de donde ella estaba. Una vez en un saco, las llevaba a la plaza donde las vendía asadas. Eran las mejores castañas y su clientela aumentaba sin cesar.
Un día hubo un gran vendaval que arrancó todas las castañas y las esparció por el campo.
Conejita se creyó perdida. ¿Qué iba a hacer ahora? No podría vender castañas en el puesto de la plaza.
Sus amigos los pajarillos acudieron en su ayuda y trajeron una a una todas las castañas desperdigadas. Aunque vendió menos ese año, la buena Conejita pudo conservar a toda su clientela y evitar la catástrofe. No hay amigos pequeños, ¿verdad?

«La amistad es un tesoro.»

0.999.5 anonimo fabula, 

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