Don Oso Panda siempre se levantaba a la misma hora con
gran precisión y pasaba por delante de la casa de doña Conejo y le daba los
buenos días. Era una rutina.
Era la señal para que ella despertase a sus hijos.
Pero un día un zorro malo entró en casa de don Oso Panda y le estropeó su
despertador. Fue inútil. Don Oso Panda siempre se guiaba por la claridad del
sol para despertarse, así que no necesitaba despertadores.
Al día siguiente, don Oso Panda no tuvo problema para
levantarse a la hora exacta. El malvado zorro quedó chasqueado.
«Al que fastidia luego le humillan.»
0.999.5 anonimo fabula,
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