Nicolás era muy cuidadoso con todo lo suyo. Sin
embargo, curiosamente, las cosas de los demás no le merecían ningún respeto.
Sus amigos dejaron de prestarle sus juguetes y Nicolás, enfurecido, una tarde
que se aburría los rompió todos.
Don Lobo, el guardián del bosque, recibió varias
denuncias y, sin dudarlo, metió a Nicolás en la cárcel. Allí se dio cuenta de
que no se pueden hacer ciertas cosas. Al salir de prisión, lo primero que hizo
fue pedir perdón a todos sus amigos.
«Nunca es tarde si la dicha es buena.»
0.999.5 anonimo fabula,
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