Don Jabalí no tenía familia y como no quería estar
solo organizó un club de montaña. Al principio, don Jabalí salía a la montaña
casi todos los sábados. En una de sus excursiones conoció a Boliche, un perrito
muy simpático y alegre. Don Jabalí supuso que se había extraviado.
-¡No, qué va! Lo que pasa es que soy un montañero de
gran categoría y de vez en cuando digo a mis dueños que me voy a la montaña
-le explicó Boliche.
Boliche desde ese día entró a formar parte del club de
don Jabalí y cuando éste ya no podía salir de excursión porque era muy mayor,
él era el que organizaba las excursiones de los sábados y se las contaba
después a don Jabalí. Eso sí, el resto de la semana trabajaba cuidando la casa
de sus amos.
«La amistad no tiene edad.»
0.999.5 anonimo fabula,
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