Todos los sábados, Chim-Pan pedía dinero a su padre
para ir al cine. Allí mientras comía todo tipo de chucherías, se pasaba la
tarde viendo películas de aventuras.
Lleno de fantasía, se creía el protagonista de todas
ellas: salvaba náufagos, rescataba niños de peligros, ponía en fuga a
atracadores, conducía caravanas por el desierto, ayudaba a viudas y ancianos...
¡Qué bien lo pasaba!
Nada más salir del cine, Chim-Pan regresaba a casa muy
contento y mientras cenaba contaba a sus padres las peliculas que había visto.
Después se acostaba y así, al día siguiente, estaba descansado.
«El que se cansa y vive de la fantasía no logrará nada en su vida.»
0.999.5 anonimo fabula,
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