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sábado, 21 de septiembre de 2013

El castor deportista

Castorcito ahora come a todas horas. Naturalmente, empieza a engordar y engordar. Como es un presumido, se mira diariamente al espejo y empieza a preocuparse por la papada que le sale debajo del hocico y los michelines de sus costillas.
Conejín se cruza con él en la calle y le dice con ánimo de ayudarle:
-¡Qué gordo estás, Castorcito! Yo te pondría a tono en un mes. La gimnasia es lo mejor para estos casos.
-¿Ah, sí? -responde Castorcito, arrepentido de su glotonería.
Desde ese día Castorcito decide empezar a hacer ciclismo, gimnasia, a correr, nadar, etc., pero con el ejercicio se le despierta un hambre feroz y, en vez de perder peso, engorda más.
Tras mucho cavilar, Castorcito al fin comprende que, aunque es bueno hacer gimnasia, lo mejor para perder peso es comer un poco de todo y en la cantidad justa.

«El comilón y goloso será gordo.»

0.999.5 anonimo fabula, 

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