Tiburón hizo la carrera de Turismo con buenas notas y
obtuvo un empleo como guía turístico. Su trabajo consistía en enseñar el mar a
peces venidos de muy lejos. Tiburón sabía dónde encontrar en el fondo del mar
restos de barcos hundidos, ánforas, monedas de oro y plata... El último día de
cada mes su jefe le pagaba el sueldo. Pero Tiburón era derrochador y a los pocos
días de haber cobrado ya no le quedaba ni un céntimo. Un día, sus padres tuvieron
apuros económicos y le pidieron dinero prestado. Tiburón, avergonzado, confesó
que no le quedaba un céntimo. Tanta rabia le dio el disgusto causado a sus
padres que, a partir del mes siguiente, Tiburón administró su sueldo con gran
cuidado.
«Tu sueldo no debes malgastar, algún día lo podrás necesitar.»
0.999.5 anonimo fabula
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