Canto para los demás, pero también para mí -decía un
ruiseñor. Quien quiera escucharme es libre de hacerlo.
Un águila se pasaba los días volando alrededor del árbol
ocupado por el ruiseñor para llamar su atención, pero el ruiseñor no le hacía
caso alguno, le ignoraba por completo. Entonces el águila, muy triste, se fue a
una montaña lejana y no quiso volver a verle.
-No estábamos hechos el uno para el otro -comentó el
ruiseñor. Pertene-cíamos a especies diferentes. Y cantó en honor del águila tres
días seguidos porque era lo único que podía hacer por ella.
«Ser amigos siempre es posible.»
0.999.5 anonimo fabula
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