El pavo real estaba muy orgulloso de su plumaje. Un
día invitó a comer a una grulla, vecina suya muy simpática y aguda.
-¿Quién puede igualarme en belleza y presencia? -decía
el pavo real. Basta con que abra mi maravillosa cola para que todo el mundo me
admire. Es realmente la más hermosa de todas.
-Sí, pero yo puedo volar y ver desde el cielo las
maravillas de la Tierra -replicó la grulla.
-Es verdad, cada uno tiene cosas buenas.
Lo que ocurre es que nunca nos conformamos con lo que
tenemos, ¿no es cierto, vecina?
-Desde luego. Mejor haríamos en alabarnos mutuamente.
Nunca más volvieron a rivalizar por tonterías el pavo
real y la grulla.
«Todos tenemos algo que nos enorgullece.»
0.999.5 anonimo fabula
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