Flit salió a pasear después de cenar. Sacó la cabeza
del agua y vio que la luna brillaba en el firmamento y, alrededor de ella,
millares de estrellas.
Flit se quedó tan absorto mirando el cielo estrellado
que perdió la noción del tiempo. Su madre, intranquila, salió en su busca y no
tardó en encontrarle extasiado y con el hocico fuera del agua.
-¿Podré venir todas las noches a ver la luna y las
estrellas? -preguntó Flit.
Su madre, muy contenta, le respondió:
-¡Claro que sí! Vendremos juntos, pero ya es muy tarde
y mañana tienes que madrugar para ir a la escuela.
Desde entonces, madre e hijo se han hecho grandes
aficionados a la astronomía.
«Primero se debe estudiar, para después pensar y observar.»
0.999.5 anonimo fabula
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