Hijo, el mundo está lleno de peligros -decía el ratón
a su hijo, ¡ten mucho cuidado con el gato! Mira bien dónde vas y procura no
tocar nacía sin haberlo examinado antes con atención.
Sin embargo, el ratoncillo recorría todos los rincones
de la casa sin acordarse de los consejos de su padre.
Un día encontró en un rincón un trozo de queso sobre
un extraño aparato.
-No parece que haya nadie por aquí -se dijo el
ratoncillo. ¡El queso es mío!
Y se acercó para hincarle el diente, pero entonces...
izas!, una barra metálica se disparó y se clavó en su cuello. Así terminaron
las aventuras del incauto ratoncillo.
«Los mayores tienen más experiencia.»
0.999.5 anonimo fabula
No hay comentarios:
Publicar un comentario