Curro era un perrito que tenía la fea costumbre de
robar huesos y enterrarlos en el jardín de la casa donde vivía. Un día encontró
un gran hueso y decidió enterrarlo con los demás. Al pasar por el salón, tiró
al suelo un valioso jarrón de porcelana y se hizo añicos
-¿Qué voy a hacer ahora? ¡Mi ama se pondrá furiosa!
-exclamó aterrado.
Recogió los trozos del jarrón y los enterró en el
jardín junto con los huesos. Lo malo es que se dejó olvidado el hueso en el lugar
en el que estaba el jarrón.
Cuando su ama vio el hueso adivinó lo sucedido y
castigó a Curro a no salir de casa hasta que se le pasara esa fea manía.
«Es difícil engañar a los mayores, siempre saben más.»
0.999.5 anonimo fabula
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