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viernes, 1 de noviembre de 2013

El rinoceronte y la gaviota

Un rinoceronte se había hecho muy amigo de las aves. Un buen día llegó a sus dominios una gaviota errante que venía de la costa. Quería conocer mundo y se había adentrado en tierra firme. Al ver al rinoceronte tumbado al sol, lo confundió con una roca y se posó sobre él pues estaba cansada de tanto volar.
Al sentir un leve cosquilleo en su lomo, el rinoceronte se movió inquieto para ver lo que le molestaba. La gaviota, asustada, alzó el vuelo y el rinoceronte le gritó:
-No te preocupes. Anda, ven y cuéntame qué haces aquí -dijo sonriendo.
Y nació una gran amistad entre ambos; pero llegó el mal tiempo y la gaviota tuvo que regresar a la costa. El rinoceronte quedó muy apenado.
Se había acostumbrado a su compañía. Sin embargo, se consoló con el recuerdo de los días tan hermosos que habían pasado juntos.

«No es buena la soledad.»

0.999.5 anonimo fabula 

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