En el País de los Ratones, Piculín fue nombrado por el
rey encargado de repartir el dinero destinado a la gente necesitada. Al
principio, Piculín cumplió bien su cometido, pero al poco tiempo empezó a
quedarse con parte del dinero y cada vez eran más los pobres a los que negaba
la ayuda.
A los oídos del rey llegaron quejas de que Piculín se
estaba quedando con parte del dinero, por lo que decidió vestirse de mendigo y
pedir limosna a Piculín.
Se presentó ante él en plena noche y Piculín le gritó,
hecho un energúmeno:
-¡Fuera de aquí, gandul! ¡Tú vienes a aprovecharte de
mi bondad! ¡Fuera!
El rey, enfurecido, ordenó encarcelar de por vida a
Piculín para escarmiento de todos los mentirosos y estafadores.
«Todo estafador merece un castigo.»
0.999.5 anonimo fabula
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