Pulpín es un cetáceo muy goloso. Cada día pide a su
mamá unas monedas para comprarse un helado en casa de la langosta anciana,
miope y despistada, que no se entera de lo que pasa a su alrededor.
Mientras ella busca el helado que le ha pedido Pulpín,
éste se apodera con sus ocho tentáculos de todas las golosinas que hay en el
mostrador, riéndose para sus adentros.
La langosta no se explica lo poco que le dura la
mercancía del mostrador con lo que gana. Un día, Pulpín padece una indigestión.
La madre Pulpo se extraña de que sólo un helado haya sido la causa de una
indigestión tan grande y acude a la tienda de la langosta, donde hablando,
hablando, las dos descubren lo sucedido.
La solución es sencilla. Cuando Pulpín se reponga del
empacho trabajaré como ayudante en la tienda hasta que haya reparado todos sus
robos.
«Si golosinas quieres tomar, recuerda que las tendrás que pagar.»
0.999.5 anonimo fabula
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