Pollito no abría el pico más que para decir mentiras.
Sus amigos decidieron no volver a hacerle caso nunca más. Pero llegó el
cumpleaños de Pollito, que corrió a invitar a sus amigos a su fiesta.
-Os espero a las siete. Sed puntuales, sabéis que no
me gustan los retrasos -les pidió a todos.
-Muy bien, iremos -dijeron sus amigos, dispuestos a no
hacerle caso, pues creían que les estaba mintiendo. Pollito esperó y esperó...
en vano, porque ninguno de los invitados acudió a celebrar su cumpleaños.
«Las mentiras siempre crean desconfianza y las consecuencias son
tristes.»
0.999.5 anonimo fabula
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