Un saltamontes decidió divertirse a costa de un perro
callejero.
-Te apuesto lo que quieras a que soy más veloz que tú
y me canso menos.
El perro, sorprendido, replicó algo molesto:
-¿Que tú corres más que yo y te cansas menos? ¡Vete de
aquí y déjame en paz!
El saltamontes insistió hasta que el perro, aburrido
de oir siempre la misma cantinela, quiso darle una lección.
-¡Uno, dos y... tres! -gritó un sapo, que hacía de
juez de la carrera.
El perro salió disparado y no se dio cuenta de que, un
momento antes, el saltamontes había saltado sobre su lomo.
El perro siguió corriendo hasta que, a pocos metros de
la meta, el saltamontes dio un gran salto desde el lomo y fue a caer en la
misma línea de meta antes de que la cruzara el perro. ¡Había vencido!
El perro, asombrado, aún debe de andar preguntándose
cómo pudo ser vencido por el astuto saltamontes.
«No te distraigas en lo que hagas.»
0.999.5 anonimo fabula
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