Un ratoncillo quería imitar a los pájaros. ¡Qué
fantástico sería volar alto teniendo el mundo debajo! Un día comenzó a recoger
las plumas sueltas que había por el campo y se fabricó dos pequeñas alas.
Armado con ellas se subió a la rama más alta de un árbol y, desplegando las
alas, se lanzó al espacio.
El ratoncillo cayó al suelo dándose un golpe terrible.
Se rompió dos patas y varios dientes.
Durante su larga convalecencia con sus patas enyesadas
recordaba el placer de correr, brincar y poder hincarle los dientes a un queso
o coger piñones.
El ratoncillo se curó y volvió a corretear. Estaba
contento con las patas que la naturaleza le había dado. ¡Los pájaros, a volar!
El era feliz corriendo sobre la tierra.
«Sé feliz con lo que tienes y no intentes ser siempre como los demás.»
0.999.5 anonimo fabula
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