Barro y sus amigos fueron un día a un circo ambulante
que había llegado al pueblo. Lo pasaron bien, pero Barro se dio cuenta de que
no había payasos. Habló con el director del circo y le propuso hacer de payaso.
Todo el mundo se rió mucho con las payasadas de Barro.
El director le ofreció mucho dinero por actuar en su
circo:
-No acepto dinero por hacer reír. Me conformo con
tener dónde dormir y algo que comer -respondió él.
Desde entonces, Barro se convirtió en la estrella del
circo ambulante y dedicó todas sus energías a alegrar a los demás.
«Qué bueno es hacer felices a los demás.»
0.999.5 anonimo fabula
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