Aquella mañana el ratoncito no
podía salir de su casa: estaba cercado.
Una comadreja hambrienta estaba al
acecho y él, por una pequeña rendija, la veía cómo vigilaba con atención la
entrada, pronta a saltarle encima.
El pobre ratoncito, sabiendo el
peligro que corría, temblaba de miedo.
Pero una gata, cayendo de improviso
sobre el lomo de la coma-dreja, la apresó entre sus dientes y la devoró.
-¡Oh, Júpiter, te doy las gracias!
-suspiró el ratoncito, que desde su agujero había asistido a la escena. ¡Y te
sacrificaré con placer algunas de mis avellanas !
Así, una vez hecho el devoto
sacrificio, salió afuera muy alegre por haber encontrado la libertad perdida;
pero sólo le duró un segundo porque el pobrecillo la perdió al instante, junto
con su vida, entre los dientes feroces de la gata.
Es muy arriesgado confiar en la amistad de quien demuestra enemistad
hacia un enemigo nuestro; las más de las veces demos correr la misma suerte que
el enemigo derrotado.
(de Fábulas, Atl. 67 v. a.)
1.082.5 Da vinci (Leonardo) - 012
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