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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Leyenda del vino y de mahoma

El vino, el divino zumo de la uva, fue vertido un día en una magnífica copa de oro sobre la mesa de Mahoma.
-¡Oh, qué honor! -pensó el vino. ¡Qué gloria para mí encontrarme en la mesa de Mahoma!
Mas de pronto, asaltado por el pensamiento contrario, se dijo:
-Pero, ¡qué honor ni qué gloria! ¿De qué cosa me alegro? Nada de esto es verdad. ¿Qué hago yo aquí? He venido a morir, a dejar mi bella casa, esta magnífica copa de oro, para entrar en la fea y fétida caverna del cuerpo humano. Y cuando ya esté allí, mi zumo suave y perfumado se transformará en una horrible y apestosa orina. Y como si esta desdicha no bastase -continuó el vino- iré a parar a un pozo negro, y allí tendré que estar mucho tiempo junto a esa otra materia pestilente salida de los intestinos. ¡Oh, cielo -gritó entonces desesperado, pido justicia, pido venganza por tanto daño! ¡No es justo que continúe este desprecio por mi ser! ¡Júpiter, padre Júpiter! -suplicó, ya que esta tierra produce la uva más bella y buena del mundo, haz que nunca sea transformada en vino.
Júpiter lo oyó y decidió atender su plegaria.
Entonces, cuando Mahoma bebió de la copa de oro, Júpiter le hizo subir a la cabeza todos los vapores del vino, embriagándolo. Debido a la borrachera, Mahoma se portó como un loco, cometiendo disparate tras disparate; y cuando al fin volvió en sí, dictó una ley que para siempre prohibía a todos sus súbditos beber vino.

Desde entonces, la vid vive tranquila con su dulce fruto.

(de Fábulas, Atl. 67 r. b.)

1.082.5 Da vinci (Leonardo) - 012

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