Una parra, para sentirse más
segura, había trepado a un árbol viejo. Sus compañeras, que se habían subido
por los palos plantados expresamente por los campesinos, le decían:
-Pero, ¿por qué has elegido para
sostén tuyo un árbol viejo? Y si muere, ¿qué harás?
La parra, convencida y contenta con
su elección, no se preocupaba de sus compañeras. Cada día se apretaba más
contra el viejo tronco, segura de sobrevivir a todas las parras del viñedo.
Pero el árbol llevaba a cuestas
muchos años; era tan viejo que ya no podía serlo más. Vacilaba con cada golpe
de viento, y muchas de sus ramas ya estaban secas; hasta que un día, con gran
estruendo, se abatió cuan largo era en el campo. La parra, que seguía abrazada
al viejo árbol, rodó con él por tierra y murió aplastada bajo el tronco.
Imitar a los demás en su actuación lleva ímplicito el peligro de
adocenarse y caer en la vulgaridad; pero abrir caminos nuevos es un derecho que
se otroga sólo a los más capacitados.
(de Fábulas, Ar. 42 v.)
1.082.5 Da vinci (Leonardo) - 012
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