Desde hacía más de un mes, en el
horno de la vidriería donde hacían las botellas y los vasos, las llamas
chisporroteaban.
Un día vieron una vela, sobre un
hermoso candelabro brillante, que se acercaba hacia ellas. Pronto, con gran
ansiedad, se esforzaron por acercarse a aquella dulce llamita.
Una especialmente, escabulléndose
del tizón que la alimentaba, volvió la espalda al horno y pasando por una
rendija se lanzó sobre la vela, devorándola ávidamente.
Pero al hacerlo, la voraz llama
consumió pronto hasta su fin a la pobre vela; y de ahí que, no queriendo morir
con ella, tratara de volver al horno de donde había huido.
Pero no consiguió librarse de la
blandura de la cera, y en vano pidió ayuda a las otras llamas.
Llorando y gritando se transformó
en fastidioso humo, dejando a sus hermanas en los esplendores de una vida larga
y bella.
El afán de superación, cuando no radica en razones ilusorias, es digno
de alabanza; pero la reflexión previa y la seguridad de recuperar, en caso
necesario, la posición que antes se ocupaba, son precauciones siempre
aconsejables.
(de Fábulas, Atl. 67 r, b.)
1.082.5 Da vinci (Leonardo) - 012
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