Una hoja de papel, que estaba sobre
una escribanía junto a otras hojas iguales a ella, se encontró, un buen día,
completamente manchada por unos signos. Una pluma, bañada en una negrísima
tinta, había escrito en ella multitud de palabras.
-¿No podías ahorrarme esta
humillación? -dijo enojada la hoja de papel a la tinta. Me has ensuciado con tu
negro infernal, me has arruinado para siempre.
-Espera -le respondió la tinta. Yo
no te he ensuciado, te he revestido de palabras. Desde ahora ya no eres una
hoja de papel, sino un mensaje. Custodias el pensamiento del hombre. Te has
vuelto un instrumento precioso.
En efecto, poco después, ordenando
la escribanía, alguien vio aquellas hojas esparcidas y las juntó para
arrojarlas al fuego. Pero de pronto advirtió la hoja "sucia" de
tinta: y entonces tiró las demás y devolvió a su lugar la que llevaba, bien
visible, el mensaje de la palabra.
(de Fábulas, Fo. III. 27 r.)
1.082.5 Da vinci (Leonardo) - 012
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