Cotorrita podía estar hablando horas y horas. Le daba
igual si la escuchaban o no, ella hablaba y hablaba sin parar. Todos corrían
cuando la veían para librarse de su interminable conversación.
-Hay que hacer algo para librarse del tormento que nos
da Cotorrita -propuso doña Cebra, harta de la situación.
-Eso es fácil -dijo Lemurito, que por algo era el
primero de su clase, le regalamos un espejo y así podrá charlar a gusto con
ella misma todo el tiempo. Seguro que no se da cuenta y se queda muy contenta.
La treta dio resultado. Ahí tenéis a Cotorrita
hablando con ella misma reflejada en el espejo. Lleva así tres días seguidos.
«Al charlatán el mundo le huye.»
0.999.5 anonimo fabula
No hay comentarios:
Publicar un comentario