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lunes, 4 de noviembre de 2013

La cotorrana parlanchina

Cotorrita podía estar hablando horas y horas. Le daba igual si la escuchaban o no, ella hablaba y hablaba sin parar. Todos corrían cuando la veían para librarse de su interminable conversación.
-Hay que hacer algo para librarse del tormento que nos da Cotorrita -propuso doña Cebra, harta de la situación.
-Eso es fácil -dijo Lemurito, que por algo era el primero de su clase, le regalamos un espejo y así podrá charlar a gusto con ella misma todo el tiempo. Seguro que no se da cuenta y se queda muy contenta.
La treta dio resultado. Ahí tenéis a Cotorrita hablando con ella misma reflejada en el espejo. Lleva así tres días seguidos.
      
«Al charlatán el mundo le huye.»

0.999.5 anonimo fabula 

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