Un toro y tres cabras vivían en un prado vallado.
Pasaban el tiempo jugando a las cartas, contando chistes o correteando. Eran
muy buenos amigos, pero la envidia vino a destruir su amistad. Pasó por allí un
perro vagabundo y dijo al toro:
-No sé cómo vives con esas tres cabras feas y flacas.
Eres un toro bravo y de noble cuna. Tu destino es embestir y no andar jugando
con tres cabras feas.
El toro, creyendo que el perro tenía razón, dijo a las
cabras que se fueran y éstas, confundidas, se marcharon. Pasó el tiempo y el
orgulloso toro se sintió solo. Entonces comprendió el error que había cometido.
«¿Por qué habré hecho caso a ese perro malvado y envidioso? ¡Disfrutaba tanto
con esas cabras! Aunque flacas y feas, eran muy simpáticas y agradables», se
decía, entristecido y lleno de melancolía.
Por supuesto, las cabras ya no volvieron, pero el toro
había aprendido bien la lección y se propuso no hacer caso jamás a los
charlatanes y envidiosos.
«Es maravilloso estar acompañado de buenos amigos.»
0.999.5 anonimo fabula
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