Ratón no podía soportar que Zorrito se supiese siempre
la lección y le quitase: el primer puesto de la clase. Un día, le
desaparecieron al profesor varias cosas de su mesa y Ratón acusó a Zorrito de
haberlas robado, ya que siempre se quedaba solo al terminar las clases. ¡El
tenía que ser el ladrón!
Todo se aclaró cuando la señora de la limpieza dijo
que ella las había tirado a la basura por error. Ratón recibió una reprimenda y
como castigo tuvo que escribir cien veces «no volveré a decir mentiras».
«Se coge antes al mentiroso que al cojo.»
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