En un establo vivían un caballo y una cabra. Al
primero lo sacaban a pastar por la mañana temprano a un prado cuya hierba era
muy buena. La cabra, como era considerada menos valiosa, iba a pastar a un
prado con peor hierba.
El caballo solía decir a la cabra:
-Yo sería incapaz de comer una hierba como la que comes
tú. Por fortuna, yo soy un caballo y tú una simple cabra.
Un día metieron en el establo a un caballo joven y
fuerte. Desde entonces, los mejores bocados fueron para él. El caballo viejo
tuvo que irse con la cabra a mordisquear la hierba que tanto despreciaba.
«Nunca digas de esta agua no beberé.»
0.999.5 anonimo fabula
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