«Cric, ñam, pom, croc.» Jim, perro serio y celoso de
su deber, se dirigió al Lugar de donde procedían los ruidos. Avanzó entre cajas
y paquetes hasta que descubrió a un grupo de ratones que se estaban dando un
gran banquete. Cuando avanzaba hacia ellos, una de sus patas fue apresada por
un rnisterioso objeto. ¡Una trampa para ratones! Jim se revolcaba por el suelo
intentando liberarse. Todo era en vano. Los ratones al verle en esta situación
se rieron.
-¡Mirad! ¡El cazador cazado! -exclamó uno de ellos
asombrado.
Después de divertirse un buen rato, los ratones, que
en el fondo no eran tan malos, ayudaron con precaución al perrito a liberarse
del cepo.
Ahora Jim tendrá que ir con mucho cuidado si no quiere
que esta situación se repita y volver a pasar por tan mal trago.
«La curiosidad a veces es peligrosa.»
0.999.5 anonimo fabula
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