Era una abeja muy golosa que se pasaba el día entero
engullendo el néctar de las flores y no llevaba nada a la colmena. Cada día
estaba más gorda, le costaba más y más moverse y sus amigas del panal estaban
muy disgustadas con ella por su actitud.
-Abejita, no está bien lo que haces -le dijo una de
sus compañeras.
Un día la abeja golosa regresó al panal y no pudo entrar
por la puerta de lo gorda que se había puesto. Sus compañeras trataron de
ayudarla pero fue inútil. La abeja glotona hubo de quedarse fuera. A la mañana
siguiente sus compañeras la encontraron muerta. No había podido resistir el
intenso frío de la noche.
«Si eres goloso te pondrás como un oso.»
0.999.5 anonimo fabula
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