Erase una vez un tigrito muy travieso que tenía la
costumbre de morderse las uñas. Su madre le regañaba todos los días.
-Deberías observar a tus amiguitos. Ellos tienen las
uñas largas y lustrosas, pueden defenderse con ellas. Tú, en cambio...
Pero Tigrito no hacía caso y seguía mordiéndoselas
aunque estu-viese mal.
Un día que estaba jugando con sus amigos, todos se
subieron a un árbol, pero él no pudo seguirlos porque sus uñas, al ser tan
cortitas resbalaban por el tronco.
-¡Oh, no puedo agarrarme a tronco de este árbol!
¡Si tuviera las uñas largas como ellos sería más
fácil! Así es imposible.
Sus amigos le llamaban desde arriba. Pero el tigrito,
avergonzado, se escondió detrás de un matorral y no volvió a morderse las uñas.
«La experiencia es la mejor maestra.»
0.999.5 anonimo fabula
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