Cigarrita siempre estaba cantando, comiendo o
durmiendo. No hacía otra cosa.
Un día, Cigarrita observó a Hormiguita que pasaba junto
a ella cargada de alimentos hacia el hormiguero.
-Pero, Hormiguita, ¿por qué trabajas tanto con el buen
tiempo que hace? ¿No sería mejor que cantases y te divirtieses un poco? -le
preguntó Cigarrita.
-iDebería darte vergüenza vivir así! A mí también me
gustaría descansar, pero si no trabajo ahora moriré de hambre en invierno -
contestó.
-¡Bah! El invierno aún está muy lejos y ahora es el
momento de disfrutar.
Cigarrita tenía parte de razón, pero cuando llegase el
invierno no tendría nada que comer.
«Es bueno divertirse siempre que también trabajes.»
Pasó el tiempo y, antes de que Cigarrita se pudiese
dar cuenta, llegó el otoño.
Un día cayó una gran nevada. Cigarrita, sorprendida en
medio del bosque, vagó de un lugar a otro aterida de frío y hambrienta, sin
saber a dónde ir. ¡Cuánto se acordaba de los consejos que le había dado
Hormiguita!
-¡Qué desgraciada soy! He malgastado mi vida en
tonterías. Me siento desfallecer y voy a morir sin remedio -se lamentaba
Cigarrita con gran tristeza, a punto de caer desmayada sobre la blanda y gélida
nieve.
De pronto distinguió a lo lejos el humo que salía de
un viejo tronco de árbol. ¡Era el refugio de Hormiguita y de sus compañeras!
Con sus últimas fuerzas, Cigarrita se acercó a la puerta, deseosa de poder
entrar.
«Más vale prevenir que lamentar.»
0.999.5 anonimo fabula
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