A Hormi le horroriza madrugar. En verano hay que
levantarse muy temprano para salir en busca de alimentos, ya que hay que tener
la despensa lleno para cuando llegue el invierno. Sus compañeras de grupo
siempre tienen que esperar mucho para que se levante y llegan tarde a todas
partes. Un día decide no esperarla y se marchan sin ella.
Cuando Hormi se despierta, las demás se han ido.
Decide buscarlas pero acaba perdiéndose. Al día siguiente, sus compañeras la
encuentran agotada de andar de un lado para otro y la llevan al hormiguero para
descansar. Parece que al fin ha entendido lo importante que es madrugar. Hormi
les promete que en cuanto se reponga se levantará con las demás.
«Al que madruga Dios le ayuda.»
0.999.5 anonimo fabula
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