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lunes, 4 de noviembre de 2013

Fabula del gato mendigo

Érase una vez un gato que vivía en una alquería muy grande; allí abundaban los ratones durante todo el año y él, rápido y buen cazador como era, estaba siempre bien surtido de comida.
 Un día se dio cuenta de que sus facultades físicas habían disminuido; ya no podía cazar ratones con la misma facilidad de antes, de modo que decidió convertirse en un gato mendigo.
 Al verle tan apacible y piadoso, todos los habitantes de la alquería empezaron a quererle y a confiar en él, excepto una vieja rata, que desconfiaba de su propia sombra. Esta empezó a hacerle faena tras faena.
 Un día estalló una disputa entre una liebre y un gorrión. Ambos se disputaban el privilegio de subirse a un tronco podrido. El gato mendigo, ni corto ni perezoso, les dijo:
¿Por qué os peleáis tanto? Dejad que yo arregle la cuestión.
 En tanto hablaba, se iba acercando a ellos, listo para saltar y atraparlos al primer descuido. ¡Ah, las cosas que tenía que hacer de viejo para poder comer! La vieja rata, viendo lo que se proponía, soltó un chillido escalofriante. Tanto la liebre como el gorrión pusieron pies en polvorosa; ella hizo lo mismo y el gato mendigo se quedó compuesto y sin comida.
 Le había salido un enemigo de cuidado. A la vejez, viruelas, como dirían nuestros abuelos.

0.999.5 anonimo fabula 

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