Erase una vez un perro soñador que se pasaba todo el
día dando vueltas a su maginación. Andaba siempre por la calle con gesto
ausente.
«¡De mayor seré astronauta!», pensaba. «¡Recorreré los
planetas e iré hacia las estrellas!» Con frecuencia cambiaba su futura
profesión.
-¡Ah! ¡Qué emoción pilotar un avión! ¡Cuando sea mayor
seré aviador!
Soñando, soñando, el perro se hizo mayor y no pudo ser
nada de lo que había soñado. Para lograr algo le habría hecho falta estudiar,
pero había perdido sus mejores años en fantasías. Amigos, bien están los
sueños, pero sin despegar los pies del suelo, porque la realidad hay que
vivirla.
«Los sueños se consiguen con esfuerzo.»
Adaptación:
J. Ignacio herrera
0.999.5 anonimo fabula
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