Por
entre unas matas
seguido
de perros
(no
diré corría)
volaba
un conejo.
De
su madriguera
salió
un compañero,
y
le dijo: «Tente,
amigo,
¿qué es esto?»
«¿Qué
ha de ser? responde.
Sin
aliento llego...
Dos
pícaros galgos
me
vienen siguiendo.»
«Sí,
replica el otro,
por
allí los veo...
Pero
no son galgos.»
«Pues
¿qué son?» -«¡Podencos!»
«¡Qué!
¿Podencos dices?»
«Sí,
como mi abuelo.»
«Galgos
y muy galgos:
bien
visto lo tengo.»
«Son
Podencos: vaya,
que
no entiendes de eso.»
«Son
galgos, te digo.»
«Digo
que podencos.»
En
esta disputa
llegando
los perros,
pillan
descuidados
a
mis dos conejos.
Los
que por cuestiones
de
poco momento
dejan
lo que importa,
llévense
este ejemplo.
No
debemos detenernos en cuestiones frívolas, asunto principal.
Iriarte (Tomas de) - 043
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