De
sus hijos la torpe avutarda,
el
pesado volar conocía,
deseando
sacar una cría
más
ligera, aunque fuese bastarda.
A
este fin muchos huevos robados
de
alcotán, de jilguero y paloma,
de
perdiz y de tórtola toma
y
en su nido los guarda mezclados.
Largo
tiempo se estuvo sobre ellos.
Y
aunque hueros salieron bastantes
produjeron
por fin los restantes
varias
castas de pájaros bellos.
La
avutarda mil aves convida
por
lucirlo con cría tan nueva;
sus
polluelos cada ave se lleva,
y
hete aquí la avutarda lucida.
Los
que andáis empollando obras de otros,
sacad,
pues, a volar vuestra cría.
Ya
dirá cada autor: «Esta es mía.»
Y
veremos qué os queda a vosotros.
Muy
ridículo papel hacen los plagiarios que escriben centones.
Iriarte (Tomas de) - 043
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