Si
querer entender de todo
es
ridícula presunción,
servir
sólo para una cosa
suele
ser falta no menor.
Sobre
una mesa cierto día
dando
estaba conversación
a
un abanico y a un manguito
un
paraguas o quitasol;
y
en la lengua que en otro tiempo
con
la olla el caldero habló(2),
a
sus compañeros dijo:
«¡Oh,
qué buenas alhajas sois!
Tú,
manguito, en invierno sirves;
en
verano vas a un rincón:
tú,
abanico, eres mueble inútil
cuando
el frío sigue al calor.
No
sabéis salir de un oficio,
aprended
de mí, pese a vos,
que
en el invierno soy paraguas,
y
en el verano quitasol.»
También
suele ser nulidad el no saber más que una cosa; el extremo opuesto
del defecto reprendido en la fábula anterior.
Iriarte (Tomas de) - 043
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