Siguiendo
el son del organillo un día
tomaba
el ruiseñor lección de canto,
y
a la jaula llegándose entretanto
el
gorrión parlero así decía:
«¡Cuánto
me maravillo
de
ver que de ese modo
un
pájaro tan diestro
a
un discípulo tiene por maestro!
Porque
al fin, lo que sabe el organillo
a
ti lo debe todo.»
«A
pesar de eso (el ruiseñor replica),
si
él aprendió de mí, yo de él aprendo.
A
imitar mis caprichos él se aplica:
yo
los voy corrigiendo
con
arreglarme al arte que él enseña;
y
así pronto verás lo que adelanta
un
ruiseñor que con escuela canta.»
¿De
aprender se desdeña
el
literato grave?
Pues
más debe estudiar el que más sabe.
Nadie
crea saber tanto, que no tenga más que aprender.
Iriarte (Tomas de) - 043
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