Un
gallo, presumido
de
luchador valiente,
a
un pollo algo crecido
no
sé por qué accidente,
tuvieron
sus palabras, de manera
que
armaron una brava pelotera.
Diose
el pollo tal maña,
que
sacudió a mi gallo lindamente,
quedando
ya por suya la campaña.
Y
el vencido sultán de aquel serrallo
dijo,
cuando el contrario no lo oía:
«¡Eh!
Con el tiempo no será mal gallo;
el
pobrecillo es mozo todavía...»
Jamás
volvió a meterse con el pollo.
Mas
en otra ocasión, por cierto embrollo,
teniendo
un choque con un gallo anciano,
guerrero
veterano,
apenas
le quedó pluma ni cresta;
y
dijo al retirarse de la fiesta:
«Si
no mirara que es un pobre viejo...
Pero
chochea, y por piedad le dejo.»
Quien
se meta en contienda,
verbigracia,
de asunto literario,
a
los años no atienda,
sino
a la habilidad de su adversario.
No
ha de considerarse en un autor la edad, sino el talento.
Iriarte (Tomas de) - 043
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