Un
pintado guacamayo
desde
un mirador veía
cómo
un extranjero payo,
que
saboyano sería,
por
dinero una alimaña
enseñaba
muy feota,
dándola
por cosa extraña:
es
a saber: la marmota.
Salía
de su cajón
aquel
ridículo bicho;
y
el ave, desde el balcón,
le
dijo: «¡Raro capricho,
siendo
tú fea, que así
dinero
por verte den,
cuando
siendo hermoso, aquí
todos
de balde me ven!
Puede
que seas, no obstante,
algún
precioso animal;
mas
yo tengo ya bastante
con
saber que eres venal.»
Oyendo
esto un mal autor,
se
fue como avergonzado.
-¿Por
qué? -Porque un impresor
le
tenía asalariado.
Ordinariamente
no es escritor de gran mérito el que hace venal el ingenio.
Iriarte (Tomas de) - 043
No hay comentarios:
Publicar un comentario