Habiendo
muerto el león, todos los animales fueron a su madriguera con objeto de dar el
pésame a la leona, su viuda, cuyos gemidos resonaban en las montañas y en las
forestas. Después de haberle hecho los debidos cumplimientos, discurrieron
sobre la elección del nuevo rey; la corona del difunto hallábase en medio de la asamblea. El cachorro
del difunto era demasiado débil y pequeño para obtener el trono sobre tan
fieros animales
-Dejadme
crecer -dijo él- y sabré reinar y engrandecerme. Entretanto, yo quiero estudiar
la historia de las hermosas acciones de mi padre, para un día saber igualarle
en su gloria.
-Por
lo que a mí toca -dijo el leopardo, como soy el animal que más se parece al
león, pretendo ser coronado.
Y
objetó el oso:
-Me
hicisteis una injusticia prefiriendo al león a mi persona; porque yo soy
fuerte, valeroso carnicero tanto o más que él, y tengo, además, la cualidad de
poder subir a los árboles.
-Juzgad,
señores -dijo el elefante, que no existe animal alguno que pueda compartir la
gloria de ser tan grande, tan fuerte y tan bravo como yo.
-Yo
soy el más noble y el más bello de los animales -dijo el caballo.
-Y
yo el más fino de todos ellos -objetó la raposa.
-¡Y
yo el más ligero en las carreras! -dijo el ciervo.
-Pues
¿seríais capaces de hallar un animal más industrioso y agradable que yo?
-contestó el mono. Divertiré todos los días a mis súbditos. Soy el más
parecido al hombre, que es el rey de la creación.
Entonces
el papagayo habló de esta manera:
-Puesto
que haces alarde de tener mucho parecido con el hombre, más puedo envanecerme
yo de ello. Tú le pareces por tu feo semblante y tus hechos ridículos; pero yo
me parezco a él por la voz, que es la marca de la razón y constituye su más
bello ornamento...
Y
contestó el gorila:
-¡Cállate
ya! ¡Charlatán! Tú hablas, pero no como habla el hombre; dices las mismas
palabras, sin saber lo que dices.
La
asamblea burlóse de los malos copistas del hombre y entregó la corona al
elefante, porque tiene fuerza y sabiduría, sin ser cruel como las demás bestias
furiosas y sin tener la necia vanidad de tantos otros que quieren parecer lo
que no son en realidad.
1.092.5 Fenelon (Salignac de la Mothe-Fenelon, François de) - 041
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