Dormía tranquilamente un león,
cuando un ratoncillo se puso a correr sobre su cuerpo.
Se despertó el león, y se movió en
todas direcciones buscando a ver quien era el intruso que le molestaba.
Lo observaba una zorra, y le
criticó por creer que tenía miedo de un simple ratoncillo, siendo él todo un
señor león.
-No es miedo del ratoncillo -dijo
el león, sino que me sorprendió que hubiera un animal que tuviera el valor de
pisotear el cuerpo de un león dormido.
Nunca dejes de cuidarte ni aún de
las más pequeñas cosas, por ínfimas que sean.
1.023.5 Esopo
No hay comentarios:
Publicar un comentario