Un perro mordió a un hombre, y éste
corría por todo lado buscando quien le curara.
Un vecino le dijo que mojara un
pedazo de pan con la sangre de su herida y se lo arrojase al perro que lo
mordió. Pero el hombre herido respondió:
-¡Si así premiara al perro, todos
los perros del pueblo vendrían a morderme!
Grave error es alagar la maldad, pues la incitas a hacer
más daño todavía.
1.023.5 Esopo
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